Estaba de camino a casa cuando de repente me encontré con un chico que había caído de su bicicleta. Su rodilla se encontraba lastimada, al verlo me acerqué para brindarle mi ayuda. Quizás necesitaría primeros auxilios o desearía llamar a su hogar...Para mi sorpresa al hablar con él, lo que menos le preocupaba en ese momento era su herida. Se encontraba muy preocupado pues venía del colegio y había salido mal en un importante examen final. Estaba preocupado por lo que dirían sus padres, ellos trabajaban tanto para poder pagar sus estudios. Durante media hora le escuché atentamente, al finalizar nuestra conversación pude notar una sonrisa en su rostro. Me agradeció por haberle escuchado, sentía que se había quitado un peso de encima. A pesar que realmente sólo lo había escuchado sin decir palabra alguna, y porque no pensé, yo soy muy bueno en esa materia, porque no darle una mano. Al ofrecerle mi ayuda se levantó rápidamente del suelo y fijamos nuestra primera sesión de estudio. El chico se marcho tranquilamente hacia su hogar. Al irse, me di cuenta de que a veces reconocemos necesidades superficiales al observar a las personas que nos rodean, pero al interesarnos por los demás podemos llegar a conocer a las personas más allá de las apariencias. Saludos Bendiciones para todos www.laruta67.com Juan Taveras